sábado, 2 de octubre de 2010

La conspiración de las máquinas expendedoras y los cajeros automáticos

¿Quién no ha oído hablar nunca de teorías de conspiración? Hoy quiero compartir con vosotros una teoría propia, quizás solamente una reflexión, pero que puede que a más de uno le dé que pensar...

Hoy, por primera vez en mucho tiempo me fui de casa sin llaves. Tenía que hacer el inventario en mi trabajo, por lo que había que ir temprano. Fue justo al cerrar la puerta de casa cuando inmediatamente fui consciente de que no llevaba las llaves encima (las de casa y las del coche comparten llavero). Para más inri, mi novia hacía escasos minutos que se había marchado (tuve la oportunidad de irme con ella, pero no lo hice). Después de llamarla al móvil (demasiado tarde, ya había salido hacia el trabajo), pensé que quizás podía llamar a mi vecino, y trepar al balcón cual Romeo en Verona. No lo hice (probablemente lo hubiera despertado) y decidí ir a coger el tren.
Para pagar el billete, antes debía pasar por el cajero automático de mi banco así que, como hacen los GPS's, determiné la ruta óptima para ir a la oficina donde estaba el cajero.

Saqué lo mínimo (veinte euros, eran más que suficientes), y me dirigí a la estación de tren. Allí me aguardaba la máquina dispensadora de billetes. El resultado: un billete de ida y vuelta (tres euros con ochenta), dieciseis monedas de un euro, y dos de diez céntimos. Cuando metí la cartera en el bolsillo me dí cuenta de que, si el cajero sólo hubiese dispensado billetes de cincuenta euros, y tuviese dos carteras, hubiese acabado luciendo un trasero que hasta Beyoncé hubiese envidiado.

Curioso esto de las máquinas expendedoras. Las que dan dinero, solo lo hacen en forma de billetes, y las que reciben, sólo devuelven el cambio en monedas. He empezado a pensar en que esto probablemente se trate de una oscura maniobra por parte de las máquinas expendedoras, asociadas con los cajeros automáticos. Todo está muy bien pensado: Sacas dinero (billetes), luego las máquinas que los aceptan te devuelven el cambio íntegro en monedas. Lo cual hace que, a su vez, uno tenga la necesidad de sacar más billetes (no es muy habitual pagar una cena en monedas, incluso poco recomendable socialmente), para luego volver a empezar el círculo. Estoy seguro de que una parte de las compras impulsivas de artículos de precio bajo se producen por la necesidad de desprenderse de monedas, o no se producirían si las máquinas expendedoras devolviesen billetes en lugar de monedas. ¿Y ? ¿Has sido víctima de la conspiración?

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