jueves, 10 de febrero de 2011

¿Necesitas ayuda?

Ahora que todavia nos encontramos en época de rebajas, me gustaria hacer una pequeña puntualización sobre un aspecto que para muchos nos resulta molesto, e incluso agobiante. Me refiero a los dependientes de las tiendas de ropa.
Habitual es que muchas de las veces que alguno de nosotros se decide a ir a comprar ropa, nada más entrar en la tienda en cuestión alguno de los dependientes se dirija a nosotros con esta pregunta. En función del día, uno podría contarle a esa persona cualquiera de los problemas que no preocupan en nuestra vida, pero en la gran mayoría de esos nos limitamos a contestar el "no, estoy mirando, gracias" para apartarlos de nuestra operación de actualización del armario.
A mí esto me apena, porque se está perdiendo una gran oportunidad de ganar a un cliente, cerrar una venta o incluso aumentarla. Si yo fuese uno de los dependientes, observaría, me preocuparía por identificar un estilo, una necesidad o incluso colores que gusten al posible cliente. Muchos de estos consumidores no van con la idea de una pieza ya preseleccionada, tienen que comprar unos vaqueros, pero no el modelo concreto de una colección. Quizás ni siquiera hayan mirado las colecciones en un catálogo, así que hay que aprovechar esta situación. Es el momento de practicar un poco de marketing directo, y me agradaría ver en muchas de las tiendas de ropa la figura de un dependiente-asesor, escuchar preguntas como "¿no cree que esta camisa es el complemento perfecto de sus vaqueros?" o frases como "este pantalón le estiliza".
Una de las características del consumidor de moda (y en general de la mayoría de consumidores) es que, cuando se dispone a realizar su compra, quiere sentirse bien comprando, decidir la compra. Esto puede responder a la habitual respuesta de "no, estoy mirando, gracias", cuando a lo mejor se está pensando "no necesito ayuda para comprar, puedo yo solo". En cambio, si ese dependiente utilizase un poco el marketing directo y se convirtiera en el asesor del cliente, probablemente ganaría dos cosas. Por un lado, la confianza en la persona que le ha asesorado, lo que puede garantizar la vuelta del cliente, especialmente en el sector de la moda. Por otro, la posibilidad de cerrar una venta e incluso aumentarla, aprovechando la confianza depositada.

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